Partidismo: ¿mal necesario?

México es un país en transición;  frase más trillada y que las autoridades repiten constantemente al pueblo para justificar las medidas que toman y que, por lo general, perjudican en vez de traer algún beneficio a los ciudadanos de nuestro país.

Es probable que si, efectivamente, nos encontramos viviendo una transición hacia un país dictatorial ya que, si bien no existe una figura como tal que represente la dictadura, las instituciones políticas se han encargado de llenar dicho espacio al dejar de lado al pueblo en la toma de decisiones. Ejemplo: el IFE sigue trabajando sin 3 consejeros que debían haber sido elegidos hace más de un año y que, debido a los intereses de los partidos políticos, no se ha llevado a cabo la toma de decisión. Si bien, las leyes indican que los encargados de tomar esta decisión serán los representantes del poder legislativo, sería necesario que el pueblo también se involucrara en la toma de decisiones ya que al final serán electos los consejeros que se adecuen a la forma de pensar de cada partido político, es decir, habrá uno que tenga ideal rojo, uno azul y uno amarillo. Lástima por esto debido a que el IFE no es una institución que deba encontrarse politizada, no obstante, se ha demostrado todo lo contrario.

En nuestro país ha quedado demostrado que todos tenemos gustos distintos en muchos aspectos y que bien por ello ya que esto demuestra que existe una pluralidad de ideas. En cuanto a los partidos políticos; muchos sabrán ya que giro tiene cada uno de ellos, sin embargo, considero que es más la cantidad de ciudadanos que ya sea por falta de interés u otros motivos diversos los que no saben el tipo de ideales de cada una de las instituciones políticas de nuestro país. En este caso particular pienso que aquellos enterados se acercaran a las demás personas y les dieran una monografía rápida de lo que es cada partido político, si bien parece sencillo, podría llegar a ser un movimiento nacional para reeducar a los mexicanos en pro de la participación ciudadana y una mejor democracia.

Por un momento; imaginemos que los partidos políticos, los diputados y senadores realmente son los representantes del pueblo. Como siempre he dicho, no todos son malos ni velan sólo por sus intereses pero la gran mayoría de la clase política de nuestro país tiene esa imagen.  Lástima por ello ya que existen muchos que de verdad trabajan por y para el pueblo y que por culpa de esa mala reputación- bien ganada en mi opinión-  no logran concretar proyectos debido a la falta de colaboración de las partes contrarias.

Un mes –más o menos- que se aprobó una reforma política que permitirá a los ciudadanos hacer iniciativas  de ley y poder ser considerado a cargos de elección popular sin la necesidad de ser parte de algún partido político. Hasta antes de dicha reforma, la única manera de poder ser votado- citando a la Constitución de nuestro país-  era siendo candidato de algún partido, “ahora” (entre comillas ya que parece que esto sería hasta 2014) cualquier ciudadano podrá postularse para algún cargo político. Esto es un avance para la democracia de nuestro país y un logro para el pueblo que ha dejado de creer en los políticos y lo que representan –corrupción, sobre otras cosas- , ahora podemos decir que entramos a una nueva forma de hacer las cosas y que seremos  los ciudadanos los que tengamos el deber de intentar hacer algo mejor de nuestro país.

2011 será marcado como el año de la “transición política y democrática” y probablemente -al menos yo no me quejo de ello- signifique que dejaremos atrás a los partidos políticos de siempre (no significa que desaparezcan o el protagonismo de ellos disminuya, sin embargo, deberán cambiar su imagen para recuperar la credibilidad que han perdido)  para dar paso a más iniciativas ciudadanas.

Es con esto como concluyo, invitándonos a todos aquellos cansados de lo mismo, a hacer frente a los cambios que se aproximan y  constituirnos en un movimiento para llegar a ser opción para aquellos que piensan lo mismo que muchos de nosotros pensamos y anhelamos: un verdadero cambio.